Hace muchos años se utilizaba el concepto de ninfomanía para hablar de aquellas mujeres que tenían unas necesidades sexuales que eran muy difíciles de satisfacer. De este tipo de mujeres también se decía que tenían furor uterino. Las necesidades sexuales de estas mujeres eran absolutamente extremas y no quedaban saciadas con nada ni con nadie.
Este deseo incontrolado de mantener relaciones sexuales no solamente es privativo de las mujeres sino que también algunos hombres lo sufren.
Cuando este trastorno se produce en los hombres recibe el nombre de satiriasis.
Este tipo de comportamientos, culturalmente, siempre han sido mejor aceptados cuando el que los llevaba a cabo era un varón; sin embargo en las mujeres tiende a causar desprestigio entre su círculo más próximo. Así de adelantados mentalmente estamos en nuestra sociedad…
De los comportamientos sexuales de la mujer, en el pasado, se tenían muy pocos conocimientos ya que se pensaba en la mujer como un objeto pasivo en las relaciones sexuales. Debido a ello, la investigación sobre la sexualidad femenina sólo se ha desarrollado a partir del siglo XX.
Actualmente a lo que antes se consideraba ninfomanía ahora se lo denomina hipersexualidad. Otro de los calificativos para nombrar este tipo de conductas es hablar de adicción sexual.
Actualmente ya no existen nombres diferentes para denominar las necesidades sexuales exacerbadas dependiendo del género sexual, simplemente en ambos sexos se denomina hipersexualidad o adicción sexual.
Investigaciones recientes han llegado a la conclusión de que la hipersexualidad se debe a una ansiedad no controlada. También está ligada a un fuerte malestar interno de las personas que la sufren y, según dice, han llegado a la conclusión de que las personas aquejadas de hipersexualidad tienden a intentar mitigar esa ansiedad practicando sexo.