El furry fandom es una subcultura interesada en personajes animales antropomórficos con personalidades y características humanas.
El término «yiff» se usa a veces para indicar actividad sexual o material sexual dentro del fandom, esto se aplica a la actividad sexual y a la interacción dentro de la subcultura, ya sea en la forma de cibersexo o en la vida real.
Qué es el «Yiff»
La atracción sexual por los personajes peludos es un tema polarizante. En una encuesta y con el estudio posterior, el 37% de los furrys encuestados respondió que la atracción sexual es importante en sus actividades furry, el 38% eran ambivalentes, y el 24% respondió que tiene poco o nada que ver con sus actividades furry.
En una encuesta online diferente, el 33% de los encuestados furry respondieron que tienen un «interés sexual significativo en furry», otro 46% declaró que tienen un «interés sexual menor en furry», y el 21% restante declaró que tienen un «interés sexual no-sexual en furry».
Otra encuesta reveló que el 96,3% de los encuestados furry masculinos informaron haber visto pornografía furry, en comparación con el 78,3% de las mujeres; los hombres estimaron que el 50,9% de todo el arte furry que ven es pornográfico, en comparación con el 30,7% de las mujeres.
Los furries tienen una ligera preferencia por el arte furry pornográfico sobre el arte no pornográfico.
17.1% de los hombres reportaron que cuando veían pornografía se trataba exclusiva o casi exclusivamente de porno furry, y sólo alrededor del 5% reportó que la pornografía era el factor principal que los llevó al azar.
¿Hay zoofilia en el «Furry»?
Una parte del fandom está sexualmente interesada en la zoofilia (sexo con animales y una parafilia sexual ilegal), aunque la mayoría adopta una postura negativa hacia ella.
Una encuesta anónima realizada en 2008 reveló que el 17% de los encuestados declararon ser zoofílicos.
Una encuesta anterior, realizada entre 1997 y 1998, informó que alrededor del 2% de los encuestados peludos declararon estar interesados en la zoofilia, y menos del 1% en la plusofilia (excitada sexualmente por los juguetes de peluche).
Los resultados más antiguos y más bajos, que son incluso inferiores a los estimados en la población general, se debieron a la metodología de interrogar a los encuestados cara a cara, lo que condujo a un sesgo de deseabilidad social.
En contraste, un estudio comparativo de 1974 y 1980 mostró que el 7,5% de los estudiantes de la Universidad del Norte de Iowa que reportaron zoofilia, mientras que en otros estudios se encontró que sólo entre el 2,2% y el 5,3% expresaron fantasías sobre el sexo con animales.
Así pues, cómo en casi cualquier tipo de prácticas y tendencias sexuales, hay un poco de todo…