El sexo anal se define como la actividad sexual en la cual se ve involucrada la zona anal en la cual el pene o algún tipo de juguete sexual, lo más común es un olisbo, se introduce por el ano. También recibe la denominación de sexo rectal para l@s más puritan@s.
La práctica del sexo anal lleva aparejada una serie de riesgos para la saludpor lo cual es necesario practicarlo con las debidas precauciones. Muchas parejas heterosexuales lo practican debido a la influencia de las películas pornográficas dónde es habitual que aparezcan escenas de este tipo.
Un estudio llevado a cabo en el Reino Unido este mismo año ha descubierto que en el 30% de los DVD pornográficos a la venta en ese país aparecen escenas de coito rectal.
Además estas prácticas se presentan como carentes de dolor para la mujer, cosa que no es cierta. Aunque para muchas personas la práctica de este tipo de sexo les representa un tabú y sentimientos de rechazo lo cierto es que muchas parejas heterosexuales practican este tipo de sexo.
Desde un punto de vista fisiológico la zona rectal posee una buena cantidad de terminaciones nerviosas tanto en el cuerpo masculino como el femenino.
Hay que tener en cuenta que la práctica del coito anal tiene una mayor riesgo de transmisión de Enfermedades de transmisión sexual (ETS) como el SIDA, gonorrea, herpes y hepatitis B.
Cómo dato curioso, el marco legal en el Reino Unido es claro; la práctica del sexo anal tanto en parejas heterosexuales como homosexuales no es delito siempre y cuando halla consentimiento y los involucrados, tanto de un sexo como del otro, tengan más de 16 años.
De todas formas, en UK siempre han sido algo «raros» respecto a este tema:
¿Os suena la ley «Buggery»? Bueno, está dentro de la famosa Ley de sodomía de 1533 y duró unos 250 años, aunque quedó otra pendiente… la que «prohibía» la homosexualidad, que quedó obsoleta en 1967.